antecedentes

El señor José Manuel González Bermúdez inició los cultivos de banano en el Magdalena desde el año 1885, con semillas de la variedad Gross Michel traídas de Panamá. 
En 1889 se exportó a Nueva York la primera fruta disponible con grandes contratiempos por el transporte marítimo inadecuado.
En 1901 se establece en el Magdalena, una compañía llamada: la United Fruit Company, que no solo exportaba fruta sino que además tenía el monopolio de la construcción del ferrocarril, lo que conllevo al progreso de la zona.
En la década del 60 la producción de banano en la zona bananera del Magdalena entro en una etapa de reducción del área cultivada y por ende afecto la producción y las exportaciones que ya tenía consolidada con el Ecuador, que era su primer exportador, lo que conllevó a que la compañía frutera de Sevilla, filial de la UNITED Fruit Compañy, implementara el cultivo de banano en Urabá en terrenos pertenecientes al Consorcio Albingia con un enfoque claro de siembra comercial. Con las primeras siembras de Gross Michel en marzo de 1963 surge entonces la nueva zona bananera colombiana con altas posibilidades de desarrollo, excelentes suelos para el cultivo y considerables ventajas comparativas con respecto a las zonas existentes en los países centroamericanos: suelos nuevos, libres de enfermedades, y una región tradicionalmente poco azotada por huracanes.
investigaciones del banano colombiano:


Los bananos, con todos sus Los bananos, con todos sus beneficios para la salud y su sabor dulce, siguen haciendo parte de la dieta de los colombianos, así también como de la economía de la nación.
Este producto, que representa el 0.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país y el tres por ciento de las exportaciones totales, se constituye en parte fundamental del desarrollo socioeconómico de Colombia.
Consciente de esto, el Grupo de Investigación en Procesos Ambientales y Biotecnológicos (Gipab) de EAFIT trabajó durante tres años en una investigación que implicó labor de invernadero, laboratorio y de campo en la región de Urabá, gran productora de la fruta.
Este proyecto creó dos productos que ayudan a la industria bananera: un biofertilizante que promueve el crecimiento de las plantas de banano en un tiempo más corto y un biofungicida que busca inhibir la sigatoka negra, enfermedad que le da a estas plantas afectando su peso y calidad.
Ambos hacen parte de las cartas fuertes que tiene para mostrar este grupo de investigación, según es el pensamiento de Luisa Fernanda Posada Uribe y Sandra Mosquera López, ingenieras de procesos eafitenses e integrantes del equipo.
Los productos han llegado a la fase de formulación y concertación del proceso productivo con la industria para poder desarrollar un producto bien establecido que genere rentabilidad en el mercado.
“Los ensayos de invernadero fueron muy promisorios, se logró un crecimiento aproximadamente del 30 por ciento. En campo se obtuvieron los resultados en la productividad; los racimos no fueron más grandes, pero sí se acortaron mucho los tiempos de cultivo: más o menos unas cuatro semanas de producción que es mucho para un agricultor”, afirma la investigadora Luisa Posada, encargada del biofertilizante.
Sandra Mosquera, a cargo del biofungicida, añade: “In vitro hemos obtenido muy buenos resultados en relación con inhibir el crecimiento del hongo de la sigatoka. Además, con unas evaluaciones en invernadero se encontró que el formulado era capaz de controlar la enfermedad con productos químicos similares que se utilizan actualmente”.beneficios para la salud y su sabor dulce, siguen haciendo parte de la dieta de los colombianos, así también como de la economía de la nación.
Este producto, que representa el 0.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país y el tres por ciento de las exportaciones totales, se constituye en parte fundamental del desarrollo socioeconómico de Colombia.
Consciente de esto, el Grupo de Investigación en Procesos Ambientales y Biotecnológicos (Gipab) de EAFIT trabajó durante tres años en una investigación que implicó labor de invernadero, laboratorio y de campo en la región de Urabá, gran productora de la fruta.
Este proyecto creó dos productos que ayudan a la industria bananera: un biofertilizante que promueve el crecimiento de las plantas de banano en un tiempo más corto y un biofungicida que busca inhibir la sigatoka negra, enfermedad que le da a estas plantas afectando su peso y calidad.
Ambos hacen parte de las cartas fuertes que tiene para mostrar este grupo de investigación, según es el pensamiento de Luisa Fernanda Posada Uribe y Sandra Mosquera López, ingenieras de procesos eafitenses e integrantes del equipo.
Los productos han llegado a la fase de formulación y concertación del proceso productivo con la industria para poder desarrollar un producto bien establecido que genere rentabilidad en el mercado.
“Los ensayos de invernadero fueron muy promisorios, se logró un crecimiento aproximadamente del 30 por ciento. En campo se obtuvieron los resultados en la productividad; los racimos no fueron más grandes, pero sí se acortaron mucho los tiempos de cultivo: más o menos unas cuatro semanas de producción que es mucho para un agricultor”, afirma la investigadora Luisa Posada, encargada del biofertilizante.
Sandra Mosquera, a cargo del biofungicida, añade: “In vitro hemos obtenido muy buenos resultados en relación con inhibir el crecimiento del hongo de la sigatoka. Además, con unas evaluaciones en invernadero se encontró que el formulado era capaz de controlar la enfermedad con productos químicos similares que se utilizan actualmente”.

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